miércoles, 11 de agosto de 2010

...coincidencias

Un día de verano Siip iba paseando con sus padres. Hacía calor y para refrescarse un poco decidieron entrar en una librería, y ver si algo les llamaba la atención para llevarse a casa y disfrutar de esas tardes donde el cielo se nubla y no apetece tanto irse a la playa. Entraron y empezaron a ojear. Se notaba que era temporada de vacaciones porque los libros que inundaban los estantes eran de entretenimiento y aventuras, grandes dibujos y colores atractivos. Uno le llamó especialmente la atención, tenía el lomo rojo y un acabado brillante que relucía en todo ese estante. Se puso de puntillas para agarrarlo y antes de que sus talones hubieran retornado al suelo, sus ojos tras sus gafas se pusieron como platos, no podía creerlo. El libro se llamaba "Siip y la bruja del tren" y era un cuento de pocas páginas que ilustraba su portada con un chico más o menos de su edad... moreno y con gafas... como él. No daba crédito a tanta coincidencia, un cuento donde el protagonista se llamaba como él, y físicamente tenía bastante parecido también. "Bueno" - pensaba-  "yo soy mayor que él, este del cuento es más niño que yo".
Inmediatamente recordó esa película donde el protagonista vivía en una película de la que no era consciente hasta que empezó a preguntarse muchas cosas que, para la mayoría de la gente, se  dan por supuestas. Se sentó y se quedó ensimismado mirando la portada... "¿y si todo era un cuento también? ¿ y si mi vida no era más que la invención de un joven escritor moviendo sus imaginarios hilos de marioneta? ¿y si esos padres maravillosos no eran más que parte de la historia?"... pero él podía mirarse, tocarse, abrazar a sus padres. Era todo real, o al menos eso quería creer él. De repente, vio que sentía un nudo en el estómago, y que una sensación de pánico le impedía abrir el cuento. ¿y si había mas coincidencias? ¿y si realmente su vida, lo vivido hacia poco menos de un año.. o quizá dos, estaba allí reflejada?
No podía ser.. hace algún tiempo ya aprendió como controlar esos ataques de pánico gracias a una gran amiga, y pensó que era solo un cuento con una extraordinaria coincidencia, y que se lo iba a llevar para leerlo tranquilamente. Su cuerpo se relajó y abrió el cuento por la primera página; era una dedicatoria del autor a todos los que le habían inspirado, ayudado, colaborado en la ilustración del cuento... una página más y la historia comenzó.. justo cuando su padre le llamó para salir de la librería; eso si,  con el libro bajo el brazo.

jueves, 5 de agosto de 2010

...conquista

En ocasiones da la sensación de que intentamos conquistar el mundo dejándonos el lugar más preciado en total abandono: nosotros mismos.
Es más, muchas veces no simplemente lo olvidamos, sino que directamente lo profanamos y pisoteamos en busca de algo, en teoría, mucho más importante.
Sin armonía ni equilibrio en tu vida, no hay conquista duradera, es decir, no hay conquista alguna pues conquistar no es llegar y agarrar, sino que es conservar y mantener después. Y sin la participación del alma, sin la sensación de que aquello que conquistamos enriquece nuestra alma, saldando ilusiones previas profundas, no hay armonía ni equilibrio.
Hoy es muy sencillo poner un velo sobre el alma, aislar su voz, y seguir otros caminos. Nos han condicionado y enseñado a eso. Nos han transmitido a través del miedo un escenario de dolor que sólo se puede vencer, en teoría, con conquistas materiales que sólo algunos nos pueden decir cuáles son.
El alma aparece en una urna de cristal templado que lo aisla del individuo y no le permite mostrar el verdadero camino de la conquista.
El primer objetivo debe ser la liberación. Y no la del alma, porque ésta no es confinable, sino la de nosotros mismos. La liberación que nos permita una conexión profunda con nuestro ser. Con esa conexión especial que nos mantiene VIVOS (con mayúsculas) en el camino de la realización real y no de la que nos impusieron.
En ese recorrido, en ese territorio de conciencia profunda no tiene sentido la conquista del mundo, porque somos dueños de todo; o mejor dicho, somos parte de todo, de un todo Universal.
Venimos de la nada, de un milagro de energía e intención, de una voluntad correspondida... y allí volveremos. Nadie conquista aquello que ya posee ni nadie defiende nada si comparte todo con el resto de fuerzas de la naturaleza.
Cuando entendamos que todos somos UNO, y que todo lo que existe forma parte de él, dejaremos de tener ansiedad por una conquista ficticia y frustrante.