miércoles, 23 de febrero de 2011

...bajamar

El sol deja de acariciar la piel…se va escondiendo lentamente. Pasa el testigo al sonido calmado del mar para susurrar armonía y paz. La sombra de la montaña va apagando el brillo de las fachadas y el pelo comienza a movérsele como las velas de aquellos pequeños veleros de aprendices de capitán que puntean de motas blancas el horizonte.
Respiras y hueles a vida, a fiesta del erizo en las costas de Cádiz, a Málaga en día de tormenta con la sardina fresca llegando a puerto. A lonja de Huelva saludando al sol entre cajas de marisco. Mar solitario, esquivo, agradecido e inmortal.
Lléname de vida otra vez. Hazme saber de nuevo cuánto das. Déjame aprovecharme de esa generosidad involuntaria, fresca, inocente con la que recargas el alma de este pobre mendigo de la fuente de la vida.
Eres como mi familia, como esa familia que no puedo dejar de ver para sentirme yo. Eres como un amigo al que vengo a contarle esas penas que ya conté a otros amigos… o que quiero contar. Eres ese otro yo que ya sabe cómo funciona todo, y este otro le tiene que ir a preguntar. Tempestad y placidez, frescura y calidez, soneto de poeta inspirado con tu despertar.
Déjame agradecer tu compañía…una vez más. Déjame rezar por todo aquel que no ve en ti el camino, el paisaje, el destino y la historia todo en uno. Déjame reir con aquel abuelo de piel tostada que sale brillando del mar con canas mojadas de agua y de sal. Con una sonrisa de par en par.
Foto: blog.20minutos.es

sábado, 19 de febrero de 2011

...contagia

¿No es fantástico lanzar una sonrisa y recoger otra de vuelta… o tal vez decenas de ellas? ¿Verdad que sientes el contagio cuando cedes el asiento a una persona mayor en el autobús e inmediatamente ves como otras se levantan para los siguientes ancianos que llegan?
Contagia lo bueno. Actúa con el corazón y no tengas miedo, ni sientas vergüenza ni temor al ridículo. Siembra buen humor, comprensión, respeto, humanidad y verás como el futuro se multiplica, como se esparce a tu alrededor.
Tenemos el increíble poder de crear y transmitir esa onda expansiva, de lanzar esa piedra tan positiva y esperar que las olas pequeñas vayan cubriéndolo todo. Luego, cuando vayas por la calle y alguien te lance una sonrisa o un gesto de ayuda te quedarás con la duda de saber si esa persona decidió comenzar con una nueva reacción en cadena o si quizás es aún fruto de aquella sonrisa que lanzaste horas antes, tras propagarse uno a uno por los labios de todo el barrio.
Todo puede ser, pero sobre todo no dejes que ese pensamiento te impida devolver la sonrisa y seguir contagiando todo lo bueno que puedes ofrecer.

miércoles, 16 de febrero de 2011

...no puedes copiar tu misión

Dicen que si tienes claro lo que te gustaría ser, lo mejor es buscar una buena referencia y copiar. copiar todo hasta tenerlo totalmente interiorizado, hasta ser una imagen perfecta, y entonces conseguirás ser aquello que siempre quisiste, aquello que deseaste para completar tu vida.
Para ello, una razón de peso: somos al 99,9% iguales los unos de los otros y, por tanto, puedes convertirte hasta ese nivel de precisión en cualquiera, por imitación.
La verdad, no estoy nada de acuerdo con ninguna de estas afirmaciones. Es más, creo que puede ser en muchos casos el camino mas corto hacia el vacío interior total.
Por supuesto que no vamos a ir contra las matemáticas, y si hablamos de un 99,9% estamos diciendo que cuantitativamente, numéricamente, somos todos prácticamente iguales es una apreciación correctísima. Pero ¿y cualitativamente?
Yo miro alrededor y veo personas muy diferentes, y eso es porque el 0,01% es el importante de verdad. Es la pincelada definitiva de esa gran obra maestra que es cada ser humano.
Seguro que hay un ego dentro de nosotros queriendo imponerse, ser diferente, sentirse único. Pero no es al ego al que me refiero cuando justifico una diferencia tan abismal. Para mi la diferencia, la importante, es el propósito de cada uno.
El propósito, la misión. Aquello para lo que te tocó pasar por aquí en este momento y espacio determinado.
Mas allá de lo físico, más allá del ego, antes de que llegáramos y justo después de que nos vayamos de esta etapa terrenal, somos mucho más que similares, somos todos la misma cosa. Somos una fuerza común, una energía común, un único ser proveniente de una gran explosión de energía. Pero en esta etapa intermedia, en esta que vivimos como seres individuales a lo que perciben nuestros sentidos, sólo nos diferencia el propósito.
Parece divertido... pero tómalo en serio.
Sólo está en juego el resto de tu vida.
No hay dos iguales, son puros, únicos y homogéneos... todos aportan a algo superior, algo por encima de nosotros, algo global. Seguro que pensáis en mil casos de despropósitos más que propósitos, de tragedias y barbaridades, pero recordad que siempre he puesto por delante la ausencia del ego. Si no somos capaces de reconocer (no de ver porque nuestros sentidos no están preparados para eso) en el otro a mi mismo, si no consigo entender que el daño ajeno que imparta es el peor daño que puedo sufrir... y que sin duda terminaré sufriendo... si no entro en esta dinámica, las acciones en general estarán dominadas por la mente y el propósito será individualista, egoísta, falso.
Busca dentro de ti tu propósito y síguelo sin dudas. Todo alrededor, el mismo universo que te cedió la energía conspirará en tu favor... si lo trabajas. No puedes copiar el propósito de nadie... tampoco debes (aquí si podrías) copiar la exteriorización del ego de nadie. Esa persona que se siente llena por seguir su propósito no es el espejo del tuyo. Esa otra que solo vive del ego es justo lo contrario que deberías copiar, pues te aleja aun más de tu auténtica misión.
Conócete a ti mismo, y en esa originalidad del camino encontrarás la felicidad, que no es más que la paz interior.

domingo, 13 de febrero de 2011

...lidera

Porque te hicieron jefe quizá sin quererlo. Lo mismo se te daba bien tu trabajo y alguien pensó que serías bueno llevando un equipo, un equipo de aquello que tú solo solías hacer tan bien. Quizá la empresa era de tu familia y ahora te llegó el turno de hacerte con un departamento o con la empresa completa. Te lo preguntaron y tú pensaste que no podrías decir que no. Pensaste que era la oportunidad de tu vida como empleado tantos años, o quizá que no tenías más remedio porque en la familia no te puedes negar.
Bienvenido al momento clave. Es el momento de decidir si llegaste al punto de tu máxima incompetencia y vivirás muchos años (si tienes suerte y te mantienen) intentando anclarte  en esa silla tan deseada pero sufriendo por dentro al saber que no sabes, que no lo controlas igual que controlabas cuando eras tú y sólo tú, o tal vez es el momento en el que sientes que todo comienza a fluir y que no sólo llegaste donde tu carrera merece, sino que has liberado todo aquello que tu interior tenía latente, y percibes que tu vida comienza a acercarse a dónde siempre quiso estar.
¿Tienes a un jefe que cree que hace su trabajo muy bien pero para ti es horrendo? Piensa por un momento que cuando tú lideres te puede pasar lo mismo. Recuerda que de ti pueden pensar lo mismo. ¿Y cómo puedo evitarlo? Quizá puedas hacerlo con una buena actitud y esfuerzo, pero sobre todo si eres consciente de que no eres tan bueno. Pregunta.
Pregunta, escucha y acepta. Se honesto. Haz ver que realmente lo haces para saber y no para que te agraden el oído. Ten en cuenta todas las opiniones, pues si son sinceras, son expresiones de una realidad, la de cada persona, y es muy importante, aunque no coincida con la mayoría, porque a esa persona también la tienes que liderar. Hay momentos para actuar homogéneamente y momentos para saber dar un toque especial a cada persona... ¿o es que tu no te sientes también especial?
Tiende una mano para impulsar.
Potencia sus logros, no los hagas tuyos
Liderar no es motivar. La motivación es de cada uno y no depende tanto de ti. Liderar es inspirar, es mostrar un camino común, una posibilidad de desarrollo, de aprendizaje y de contribuir a algo que va más allá del propio trabajo. Mientras más consigas esto, más motivadas se sentirán las personas de tu equipo, mientras más te olvides, más rápidamente estarán empezando a buscar trabajo en otro sitio. No te olvides de una cosa: Esas personas no están trabajando en tu empresa y en tu equipo para agradecerte lo generoso que eres por darles un sueldo. Esas personas son talento en acción. Talento que debes fomentar y aprovechar, talento que otras empresas están deseosas de captar.
Otra cuestión es la gestión del conflicto. En un equipo que interacciona (y ojalá lo haga porque es la manera de hacerlo efectivo y desplegar todo su potencial) pueden surgir los conflictos. Intereses, egos, emociones. Recuerda que la armonía diaria y el liderazgo diario limita al máximo el conflicto y permite una rápida resolución cuando aparece. Recuerda también que un líder debe resolver un conflicto sin derrotados, aunque eso no significa que no haya que tomar partido, sino tomarlo por la razón y no por las personas. Tienes un equipo de personas inteligentes (se supone, si no no estarían en tu equipo), y sabrán entender.
Recuerda que no hay nada peor que romper tus ilusiones porque tu líder no sabe indicarte el camino. Recuerda como se siente uno en esa situación y haz lo imposible por no provocar lo mismo. Da ejemplo positivo. Y sobre todo, recuerda que de la primera persona que tienes que ser líder, es de ti mismo, y eso a veces es tan sencillo como admitir que no vales para gestionar personas, o simplemente, que disfrutas mucho más realizando los proyectos en equipo que desarrollabas actualmente con alguien que te supervisa. Serás más feliz y tu empresa lo agradecerá.
Imagen: inma-economia.blogspot.com

martes, 8 de febrero de 2011

...impotencia

Dice un vídeo motivacional que me gusta mucho que los verdaderos problemas de la vida son esos que no esperas, esos que te sorprenden un martes por la tarde cuando estás tan tranquilo en casa. Una pérdida de un ser querido, algo grave que le aconteció a alguien que te importa, nada que ver con lo material y sí con lo emocional. La pura realidad
Hay muchos matices en esas sensaciones tan dolorosas que provocan que nos afecten tanto, que nos impacten en el cerebro como una fina arma punzante, helada, una estalactita finísima que atraviesa nuestro interior, congela nuestro pulso y nos deja inmóviles. Es cierto que hay muchos, pero uno de los más duros de asimilar, al menos desde mi punto de vista, es la impotencia.
Una tarde cualquiera cuando más tranquilo estás
Te dan la noticia, ya ha ocurrido, y no puedes hacer nada. Algo que debería liberarte, puesto que si nada se puede hacer y nada dependía de ti, nada hay por lo que sufrir; es precisamente lo que te tortura por dentro. Refugias tu corazón en excusas vanas de justicia, de una justicia divina tan injusta como inexistente. ¿Quién dijo que todo debía ser justo? Simplemente debe ser. No se pueden hacer juicios sobre la realidad, porque la realidad no admite juez, ni tampoco razón, simplemente es. Tras la impotencia, el resto de emociones se desbocan.
Ante la impotencia, como ante la ira, la tristeza profunda o la desilusión no existe antídoto. El ser humano es una pura emoción moviendo un cuerpo material y es incapaz de evitar esos sentimientos. Cuando llegan, abriendo la puerta con un portazo y colándose en tu salón no puedes estar alerta y poner una silla impidiendo que la puerta ceda a su fuerza descomunal, sólo puedes ser consciente de que están ahí, compartiendo tu interior.
Obsérvalos. Fíjate como actúan, como se apoltronan en el sofá de tu ego y como ponen los pies encima de la mesa de tu felicidad, oscureciéndolo todo. No luches, porque los alimentarás, se nutren de ti. Cuanto más rechazo provoques, mas grandes se harán. Sólo observa. Observa hasta que entiendas que no forman parte de ti, observa hasta que tu ego no te impida mirarlos a los ojos. Entonces respira, siente dónde te duele dentro y sigue observando. Observa que eso que tanto duele no eres tú, ni siquiera es la noticia, ni la persona que tanto querías que provocó ese dolor, es sólo una emoción. Despégate de la emoción, agradece su visita, porque si está allí era porque tenías que vivirla, agradece una vez más, mírala con serenidad...y desaparecerá.
Foto tomada de: http://zefirodelcielo.blogspot.com

lunes, 7 de febrero de 2011

...distancia

Todos tenemos en nuestra memoria aquellas clases de "Naturales" (a los menores de 25 años posiblemente esto les suene a chino, ahora se llama "Conocimiento del medio", casi nada) donde nos explicaron que el metro es la medida de longitud universal, que tenía como patrón una barra de platino que guardaban en París (para los que se interesen, ya se ha basado en cosas menos mutables con el tiempo, temp. etc como las longitudes de una onda de luz en un determinado contexto). También nos dijeron que con esta medida básica y sus múltiplos y submúltiplos se podrían medir todas las distancias de manera exacta.
Tomada de
http://movimientorugby.blogspot.com
Es cierto que si nos aferramos a esta referencia, las distancias son iguales para todos. Pero si nos dejamos guiar por otras percepciones, las distancias pueden llegar a ser tremendamente diferentes. El otro día me preguntaba, viendo las noticias, ¿que nos hace sentirlas como si estuvieran tan lejos? ¿Qué podía ser ese mecanismo del ser humano capaz de alargar hasta el infinito la distancia que existe entre nosotros y la mayor de las miserias? ¿Que barra de medir distancias usamos?
Esta bien, es cierto que Haití está lejos, pero durante un tiempo la sentimos muy cerca. Percibíamos el dolor de cada persona, el hambre, la sed, la llegada de la enfermedad. Era todo tan cercano que quisimos colaborar. Como aquel que ve como tu vecino de al lado tiene una avería en el gas y nosotros le dejamos que se duche en casa. Igual, pero mucho más aún. Aquello era muy grave, era una tragedia ¿Era?
No ha pasado tanto y parece que la distancia con Haití se ha vuelto a hacer infinita. Nos suena como un nombre lejano: "sí, recuerdo, sí... aquellos que tuvieron el terremoto... ¿era un terremoto no?" y volvemos a nuestros grandes problemas de cada día, tan terribles para nosotros, tan cercanos.
Haití sigue sangrando en la distancia, pero también Zambia (86% pobreza), La franja de Gaza (81%), India (200 Millones de personas pobres), y muchos países más. Nos queda lejos. Hay mucha distancia y sólo la suele acercar un árbol de navidad y algunas campañas publicitarias. Claro, es que está lejos.
¿Y en tu barrio? ¿Y ese hombre que sigue durmiendo en cajas de cartón a 4 grados bajo cero en el cajero donde tú sacas dinero cada día? ¿Y ese niño que sale al pasillo llorando cuando pegan a su madre en el tercer piso? ¿Y ese anciano respetable que ves por la noche revisando la basura para encontrar algo de utilidad que compense su pensión de mierda? ¿A que distancia están ellos de tu corazón? ¿La suficiente para hacer algo o lo necesitas todavía más cerca?