martes, 31 de mayo de 2011

...acaba con el ruido del televisor

Estoy cansado del ruido de la televisión. No es nada más que ruido. Las noticias,ruido. Las series, ruido. Los programas, mas ruido. Y ya la publicidad, con su típica subida de volumen, el colmo del ruido.
Cada vez tengo más claro que una de las cosas más sanas que una persona puede hacer es dejar de ver totalmente la televisión. De todas maneras, si tienes aquel evento deportivo, aquella película, etc. que realmente te parece una gran oportunidad para verla te propongo una  cosa: Considera ver la televisión como ir al cine.
No la pongas nada mas entrar cuando llegues a casa, "porque te da compañía", pon música que te guste, o simplemente, quédate tranquilo en el silencio que te da tu hogar después de un día de ruidos, pitos de coche y alboroto. Revisa en Internet u otra guía (no en el televisor porque te quedarás enganchado toda la tarde haciendo zapping) la programación del día, y también la del día siguiente incluso, y marca qué quieres ver. Y luego, disfruta la experiencia del evento, pero cuando se acabe, apaga el televisor de nuevo. ¿verdad que no dejarías una cafetera encendida después de preparar el café.. para que te de compañía? pues con el televisor haz lo mismo. Si puedes mira programas o películas sin anuncios (yo prefiero las de un cd o internet que las que ponen los canales), y si no puedes evitarlos, quita el sonido siempre que comiencen. No dejes que tu vida sea un continuo recibir mensajes subliminales de qué comprar y qué hacer. Decide por ti mismo; y acaba con el ruido.

fotografia de blogs.elcorreo.com

lunes, 23 de mayo de 2011

...constancia

Hoy, tras las elecciones municipales y autonómicas, unos ganan y otros pierden, unos ríen y otros llevan cara de velatorio, pero hay muchas personas sorprendidas. Esas personas, valientes, decidieron que era el momento de demostrar que no vivimos tan bien, ni estamos tan acomodados, ni somos tan dóciles. Esas personas se lanzaron a la calle a mostrar su descontento y a dejar ver con claridad que la clase política y el modelo económico no los representaba y además eran los verdaderos culpables de una situación global caótica que suele ser el reflejo de muchos pequeños dramas personales
. Se movilizaron, se organizaron, mostraron un modelo de comportamiento donde la represión no tenía sentido (y menos en campaña electoral) y los dejaron actuar y hacerse notar. Esas personas, desde ayer por la noche están muy sorprendidas. Pensaban que el cambio motivado por su acción iba a ser global e inmediato. Pensaban que el lunes despertarían en un nuevo escenario, en una nueva política, en una nueva sociedad. Hoy ya no están sorprendidos, ha sido una noche larga que da para interiorizar la realidad. Hoy están desencantados, desilusionados... no dan crédito. Los fracasos suelen ser esas cosas que, normalmente tras mucho esfuerzo,  no salen como a tu interior le gustaría que salieran, y esa es la sensación de muchos, de esfuerzo en vano. 
Yo sólo les digo desde aquí que no recuerdo nada importante realizado sin constancia, sin esfuerzo continuado, sin pasos adelante cuando las cosas te animan a abandonar. Lo que muchos creían definitivo no es mas que una chispa, diminuta pero vibrante, que necesita ser alimentada con la constancia, con el combustible de la fe en algo que debe ser pero que queda muy lejos aún. La verdadera respuesta a todas esas ilusiones llegará dentro de un año, si su constancia lo permite. Si no, la chispa se apagará y quedará en la breve anécdota de un Mayo cualquiera.

miércoles, 11 de mayo de 2011

... el domador

Ruge la bestia y el domador recuerda momentos pasados. Horas de duro trabajo, disciplinada rutina y no pocos sustos. Momentos de rebeldía interna y de reecuentro de un ser salvaje con su más profundo instinto. Hoy resuena igual. Las maderas crujen como quejándose por el ruido hueco, grave y profundo. Tiembla el techo levemente... y algún que otro corazón.
"Sería mucho más sencillo si esa llamada nunca volviera", se dice, pero sabe que es poco menos que inevitable. Lo peor no es que llegue, sino que suele hacerlo sin avisar, como una tormenta en Mayo, sin tiempo para resguardarse ni cualquier preparación. Ahora, aunque pudiera parecer lo contrario, lo más importante es mantener la calma, mucha calma. La bestia te espera, fiera, y un domador acelerado es lo último que desea ver. Puede ser habitualmente la primera decisión tomada por alguien mas novel en la difícil misión de calmar algo cuyo poder supera con creces el tuyo. Suele en esos casos ser también la última decisión tomada en una efímera vida.
Me acerco sigiloso y la veo, latiendo, palpitando, con ganas de escapar. Muestra sus garras amenazantes fuera de los barrotes. A veces me parece verlo como la imagen de un saludo inocente en una mañana de fusilamientos, en una película nunca rodada del maestro Buñuel.
Vieja conocida, amiga en tantas historias y terrible enemiga en otras tantas de señales imborrables, cosidas a fuego por los surcos que dejaron sus afiladas uñas en mi tostada piel. La miro y respiro. Asumo el ritmo que marca su respiración. Sonrío levemente y ella me mira conocedora de mi plan. Ruge fuerte y luego más débil, y seguimos respirando los dos al unísono, sólo que ahora el ritmo lo marco yo. Cada vez más suave, cada vez más lento. Me sigue mirando. Zigzaguea en su reducido espacio mostrándome la cruda realidad, diciéndome: "¿De verdad esperas que permanezca tan tranquila, día tras día, como si no fuera nada, como si todo el volcán se hubiera apagado sin más? No me contestes, ya sé que sabes que no".
Yo la observo y escucho su mensaje. Me siento lentamente mientras ella se tumba con una calma inconcebible sólo cinco minutos atrás. Cierro los ojos y me pregunto en silencio: "¿Qué hice yo para hacerla despertar con tanta fiereza?". Espero. Suena sobre mis hombros el viento del atardecer y me parece oír un rugido suave que mesa mis cabellos y me dice susurrando: "Tus barrotes son gruesos como estos que me confinan, pero tu bestia cuando despierta los destroza como una manada hambrienta. Hoy mi rugido saludaba a tu grito desconsolado de frustración".

Ahora las bestias duermen tranquilas. Un día cualquiera en la vida de un humilde domador. Otra lección.

(Bestias de cada día...cantadas por Bruce) - Atlantic City.


Fotografía de fernandomalo.blogia.es

lunes, 9 de mayo de 2011

...medita

Si no lo haces aún, hoy te invito a que consideres la idea de hacer meditación. A priori, si no has profundizado un poco en lo que representa, se suele ver a la meditación como una suerte de arte exotérico que solo practican adecuadamente monjes en amplias túnicas y parajes montañosos.  Nada más lejos de la realidad. Su simplicidad y naturalidad es en muchas ocasiones uno de los principales motivos para no mantener el hábito de hacerla, pues esos preconceptos nos llevan a comparar lo que nos ocurre mientras lo hacemos con lo que pensábamos que nos iba a pasar si lo hacíamos, y nos sentimos desanimados. La meditación solo tiene un objetivo, el reencuentro.
Cuando consigues calmar esa corriente de pensamientos que corre en cascada por tu cabeza te reencuentras con los dos aspectos fundamentales de la vida: el presente y tú mismo.  Ese es el mayor regalo que te puede ofrecer, si lo sabes valorar en su justa medida.
Sólo tienes que sentarte en una postura cómoda, pero no excesivamente (sentado, espalda derecha y erguida, cuello recto y sin apoyar la cabeza en nada para mantener bien despierta nuestra atención), no estamos haciendo técnicas de relajación, aunque la meditación en sí nos la pueda provocar, pero si caemos en una relajación excesiva podemos estar en nuestro cerebro en niveles cercanos a las ondas del sueño y ahí nos volvemos a despedir de nuestra realidad más profunda y también del presente… comenzamos a soñar.
El objetivo es conseguir “vivir” el momento presente sin que los pensamientos nos lleven al futuro de lo que tengo que hacer, lo que me gustaría conseguir, lo que me asusta para enfrentar; ni tampoco nos devuelvan a un pasado de momentos buenos anhelados y otros insatisfactorios y que forjaron nuestros temores. Concentrate en observar la respiración. Cuando vivo el presente, cuando el tiempo psicológico se enmudece y queda en calma, los problemas no existen, y consigues observar a ese ser humano que  en la batalla diaria se ve conquistado por la corriente de pensamientos y emociones, dejándolo a la deriva. Consigues observarte a ti mismo como quién mira un autorretrato, y ese desapego es el que trae la calma y le da perspectiva a muchas situaciones que antes parecían problemas insalvables.
Si no lo hiciste, hazlo. Pero por favor, no lo intentes. “Intentar” no existe. O lo haces, o no lo haces.


Fotografia de: es.paperblog.com 

jueves, 5 de mayo de 2011

...gato callejero

Lo he visto de reojo... o me lo ha parecido. Era una cola de gato erizada por el miedo, pero cuando he mirado, ya había pasado de largo. No le he dado más importancia, hasta que de nuevo me ha parecido ver unos bigotes poblados y unas orejas puntiagudas, y he avanzado dos pasos pero cuando he llegado ya no estaba. He seguido paseando y mientras me embobaba con un niño que hacía de un zapato el arma perfecta para el entretenimiento me ha parecido que maullaba por mi izquierda, pero al girarme ya no estaba, y el llanto del niño con su zapato en el suelo me ha devuelto a la realidad. Aquella moto debió espantarlo, pero es sorprendente que paso tras paso, sigamos coincidiendo. Ese que está cruzando delante de mí no es, me pareció que era oscuro y más grande, con pelo menos homogéneo, más callejero. Me adentro en el centro y la multitud de personas conquista el silencio, entre las piernas de aquella joven me ha parecido verlo de nuevo, esta vez tengo que descubrirlo. Lo sigo, bajo una calle estrecha y al tomar la esquina, una sombra lo delata. De nuevo giro y ahora el sol me deslumbra… no veo nada. Me apoyo en la palma de mi mano como visera, pero el horizonte sólo deja una ventana andaluza y un nuevo callejón. Acelero el paso y esquivo dos turistas más perdidos que yo. Giro de nuevo y encuentro una placita escondida del ruido del día a día, no hay más salidas, sólo donde me encuentro yo. El tiempo se para, pero el gato no aparece, parece haberse esfumado… quizá mi curiosidad lo mató.

foto de: www.mascotas.org

martes, 3 de mayo de 2011

...así amanece

Resplandece el frontal del estadio de atletismo como un abanico dorado y me da los buenos días. Algunas sombras rezagadas se despiden de la noche y se ocultan tras los resquicios. Las avenidas van retirando el toldo de nubes como las calles del casco antiguo tras un día caluroso y dejan por fin, allí donde el asfalto se funde con la arena de la playa, aparecer un imberbe cielo azul.
Un instante infinito
Al otro lado, la montaña cambia de tonalidad, aún acariciada por  nubes bajas que van terminando su misión de impregnar la mañana de rocío. Huele a montaña. El mar aún no susurra al viento con su olor a salitre y deja un momento de gloria a esa sierra confidente, compañera y cómplice. Aquella que cierra filas en torno a una ciudad árabe de nacimiento y cosmopolita en su madurez. Aquella que defiende de tormentas, rascando  nimboestratos hasta hacerlos llorar de risa, para que lleguen exhaustos a la costa y no impregnen de agua dulce el territorio natural del agua con sabor a sal.
La luz sigue llegando con rayos de pincel, transformando el gris en impresionismo con pinceladas sacadas del mismo Van Gogh, haciendo de la ladera una obra de arte perecedera, margaritas, como sus inmortales girasoles.
Sabina mientras recita poesía con acompañamiento de tango, transporta brevemente al Rio de la Plata hasta que el sol de nuevo inflama la retina y te saca de un sueño para sumergirte en una realidad de ensueño. Despierta la naturaleza y todo, un día más, late de nuevo. Él día que el pecado original expulsó al hombre del paraíso, Dios debió pensar que había que mantener un pedazo para dar fe de su existencia, allí donde la memoria ya hiciera olvidar que una vez existió. Ese pedazo lo dejó aquí. Ahora la mañana lo ilumina e insufla esperanzas a un corazón desencantado de la raza humana. Si el paraíso está tan cerca, quizá también la salvación. Así amanece en Málaga.

Foto de : www.pentaxeros. com

lunes, 2 de mayo de 2011

...no acabará aqui

Sí, Bin Laden está muerto (parece... porque ver, hemos visto poco). Intento ponerme en el lugar de los cientos, posiblemente miles, de norteamericanos que lo celebran. Murieron muchos de ellos en el ataque suicida a las torres gemelas que, hace ya diez años,  inició de verdad la guerra contra los  Talibanes. Intento ponerme en su lugar. Hay vítores, gritos al unísono de: "¡USA!" , comentarios de lo orgulloso que se sienten siendo americanos en momentos como estos. Intento ponerme en su lugar, pero no lo consigo.
Ante un ataque injustificado han respondido,no con la ley del Talión "ojo por ojo y diente por diente", sino que han elevado su ataque a la enésima potencia. Sí, lo que suelen llamarse, "daños colaterales". Han hecho de Guantánamo una palabra que provoca repeluco con sólo oírla y pavor si uno se detiene a entender lo que ha significado estos diez años. Han multiplicado por "n" el número de muertos en territorio "enemigo", han sembrado el pánico al encumbrar a un demonio que hay que exterminar. Yo no me alegro de la muerte de nadie, sobre todo cuando es provocada por otro ser humano. Si,  en algunos casos puede ser más justa que en otros (si basamos la justicia en merecer castigo según aquel que inflijas a los demás); pero siempre añade un escalón más a una escalinata hacia el caos. Veo las imágenes de los americanos e imagino a miles de extremistas del mundo árabe ( y no tan extremistas) mirando la misma pantalla del televisor.. recontando mentalmente las bajas que ha dejado esta búsqueda implacable en su camino. Me parece percibir el odio que se genera en ellos... veo muy difícil que todo termine aquí.
No esperaba rezos en su honor, demasiado miedo para digerirlo de esa manera, pero al menos, habría preferido recogimiento, recuerdo a las víctimas, algo más de humanidad. Sï, hasta con tu mayor enemigo. En esta vida, lo que das, es lo único que consigues. No hay manera de acabar con esto si una de las partes no entiende que están muriendo todos a la vez, y con ellos, un poco de cada uno de nosotros.